TEMA 10:
DIRECCIÓN Y LIDERAZGO
1. La dirección empresarial
Dirigir una empresa es gestionar
tanto los recursos productivos materiales como los recursos humanos. Así, a
medida que el factor humano ha ido adquiriendo mayor importancia, las
cualidades que se buscan en un directivo han evolucionado hacia la figura del
liderazgo.
Por ello, actualmente las
empresas buscan directivos con conocimientos técnicos capaces de organizar los
recursos materiales y humanos para alcanzar los objetivos de la empresa que
además poseen capacidades para empatizar con los empleados sin necesidad de
recurrir a la acción coercitiva.
1.1. Definición de la dirección
Dirigir significa
"guiar". En el ámbito empresarial, dirigir implica guiar a la empresa
hacia la consecución de unos objetivos propuestos, objetivos que pueden ser a
corto o a largo plazo. Esta dirección significa llevar adelante un proceso
productivo combinando factores de producción de distinta naturaleza (trabajo,
tierra y capital), de forma que los objetivos se alcancen de la forma más
eficiente, es decir, con el menor coste posible.
En la dirección empresarial se
pueden apreciar distintos niveles en función, por una parte, de la
responsabilidad y, por otra, del nivel jerárquico que ocupen los directivos.
·
Alta dirección, integrada por el
presidente y otros directivos claves que se ocupan de marcar los planes a largo
plazo, de las decisiones de alto nivel (compra de otras empresas. realización
de operaciones internacionales, etc.) y de la supervisión del funcionamiento de
la empresa.
·
La dirección intermedia incluiría directores de fábricas o jefes
de divisiones que ocupan de cuestiones específicas, desarrollando los planes y
procedimientos marcados por la alta dirección y de la supervisión de los mandos
intermedios.
·
Mandos intermedios. Estos últimos son los
que están directamente relacionados con el proceso productivo.
1.2. Funciones de la dirección
Las funciones de la dirección varían
en función de la responsabilidad de cada directivo. Aun así, las más generales
son las siguientes:
- Planificar. Consiste en
fijar el curso de una acción. Es preciso un análisis de previsiones (diferentes
alternativas), establecer políticas (declaración de intenciones), fijar
objetivos (concretos, cifrados, fechados y negociados) y redactar programas
(fijando método, tiempo y calendario) valorando estos, a través de la
concreción en un presupuesto.
- Organizar. Desde la
dirección se crea la estructura de la empresa, se marcan las tareas que se van
a realizar, se crean los grupos o los equipos de trabajo con los que se va a
contar para la ejecución de esas tareas y se selecciona al personal que va a
formar parte de esa estructura.
- Gestionar, Consiste en
tomar decisiones, motivando a las personas, para realizar lo establecido en el
programa, fruto de la negociación de objetivos
- Controlar. Quien dirige
ha de estar pendiente de detectar las posibles desviaciones que puedan
producirse sobre lo planeado y corregirlas lo antes posible ya que esto podría
interferir en la consecución de los objetivos marcados .
1.3 > Habilidades de los directivos
La forma en que los directivos
ejercen su autoridad va a influir, para bien o para mal, en los resultados de
la empresa. De ahí que las empresas cada vez inviertan más esfuerzos y dinero
en la formación de habilidades de sus directivos para que su autoridad no
radique únicamente en su poder adquirido sino también en su capacidad de
liderar.
Actualmente, se buscan directivos
con conocimientos técnicos pero también con una serie de habilidades y
competencias personales en el trato con sus subordinados. Algunas de estas
habilidades son las siguientes:
-
Inteligencia emocional. El directivo es
capaz de transmitir a sus subordinados el entusiasmo por las tareas, de empatizar con
ellos y sus circunstancias, y de conseguir que alcancen los objetivos haciendo
que todas las personas se sientan participes de los resultados y satisfechas
con el trabajo realizado. Además, un directivo líder es capaz de hacer que sus empleados
sientan que su trabajo es reconocido y valorado.
-
Confianza en si mismo y en la tarea que está
realizando. Solo así podrá transmitir confianza a sus trabajadores y será
capaz de delegar.
-
Gran capacidad de comunicación. El
directivo deberá transmitir, tanto a los mandos intermedios como al resto de
los empleados, los objetivos de la empresa y los medios para alcanzarlos.
Además, debe estar capacitado para escuchar a sus colaboradores y al resto de
personas, por lo que ha de dominar ampliamente las técnicas de comunicación
verbal y de comunicación no verbal.
-
Curiosidad y capacidad de adaptarse a los
cambios. Los directivos deben reciclar su formación tanto en nuevas
tecnologías como en nuevos modelos de gestión, garantizando que la empresa no
quede obsoleta.
1.4 > Las ventajas de delegar funciones
A medida que la organización
empresarial crece, y para mantener su eficacia a lo largo del tiempo, se hace
necesario que los directivos deleguen funciones sobre los mandos intermedios y
sobre los trabajadores.
Para lograrlo, es de vital
importancia la implicación de todos ellos en la consecución de los objetivos.
Delegar implica asignar deberes y
dotar de autoridad a los colaboradores, haciéndoles participes de la
responsabilidad. De esta forma, disminuye la carga de trabajo para la persona
responsable y supone una posibilidad de desarrollar las habilidades de sus
colaboradores, otorgándoles mayor capacidad de decisión sobre su trabajo y
aumentando su autoestima.
El beneficio para la empresa
viene dado porque aumenta la motivación de los trabajadores y su productividad.
Para dejar que otras personas ejerzan función es con garantías de éxito es
necesario que haya una buena comunicación, que queden claras las
responsabilidades de cada trabajador y que estos tenga n la capacidad y la
autoridad para llevarlas a cabo.
Pero también es necesario que el
jefe sepa dejar que el otro asuma la responsabilidad sin interferir en la forma
en que toma las decisiones y, sobre todo, que sea capaz de confiar en las
habilidades de la persona en la que delega.
1.5 > Los mandos Intermedios
El mando intermedio es aquel
trabajador en el que se delegan
funciones. Ha de tener habilidades requeridas en el directivo para realizar las
labores que le han sido delegadas.
Las principales diferencias entre
directivos y mandos intermedios son el grado de autoridad y el ámbito de
actuación, ya que en el caso de los mandos intermedios ambos son más educidos.
Los mandos intermedios ocupan la última posición en la escala de mando. Algunas
de las funciones de los mandos intermedios son las siguientes:
- Planificar
la producción, aunque su capacidad de planificación está sometida a lo
establecido por la dirección.
- Ser
responsable del producto o servicio que se realiza bajo su autoridad.
- Organizar
los procesos productivos y a los trabajadores.
- Coordinar y
controlar aquello en lo que tiene delegadas las funciones.
- Transmitir
la cultura de la empresa y las órdenes a los trabajadores y técnicos que estén
a su cargo, exigiendo el cumplimiento de sus funciones.
- Motivar a
los trabajadores que están a su cargo.
2. El liderazgo
Para analizar el liderazgo es
necesario definir qué es exactamente un líder. Según la Real Academia de la
Lengua, líder es la "persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como
jefe u orientadora".
El líder es aquella persona
reconocida con autoridad, capaz de influir en el comportamiento de los demás.
Nadie ha dotado al líder de autoridad, sino que la autoridad emana de él mismo,
de su carisma, de unos rasgos de su personalidad que hacen que otros reconozcan
en él un guía.
2.1. Características del líder
Para que una persona sea
considerada líder debe reunir unas características personales que inciten a los
demás a seguirle. Estas características pueden ser rasgos innatos de la
personalidad pero también pueden ser capacidades adquiridas mediante la experiencia o a través
de una formación específica. Es por este motivo por el que muchas empresas
invierten en la formación de sus directivos.
Algunas de las características
destacadas de un líder son las siguientes:
·
Ser positivo en el trabajo o en la resolución de
problemas y generar actitudes positivas en sus subordinados.
·
Conocer los objetivos hacia los que se dirige y
saber cuál es el motivo por que los objetivos son esos y no otros.
·
Ser capaz de entusiasmar a otros con sus ideas.
·
Tener dotes de comunicación, para desarrollar su
la empatía o capacidad de entender la situación del otro ni poniéndose en su
lugar.
·
Ser consciente de sus puntos fuertes y de sus
limitaciones, siendo capaz delegar cuando sea necesario.
·
Saber trabajar en equipo.
2.2 > El jefe y el líder
No todos los jefes son líderes y
no todos los líderes son jefes. La dirección de la empresa otorga determinado
poder a cada una de las personas que integran su plantilla. Los subordina dos
tienen la obligación de obedecer las decisiones tomadas por sus superiores,
pudiendo estar o no de acuerdo con ellas. Este poder legítimo establecido por
la propia empresa puede llegar a chocar con el poder establecido en las
relaciones informales que se dan dentro del entorno de trabajo. Es entonces
cuando puede surgir la figura del anti-líder, que se opone a la autoridad
establecida y que genera problemas en el seno de la propia organización.
Por ello, las empresas se
esfuerzan en que el jefe sea visto como un líder. De esta forma, el buen clima
laboral repercutirá de manera notable en los beneficios de la empresa, los trabajadores
estarán más motivados, su rendimiento aumentará, se logrará que todos se sientan
identificados con la organización y que los resultados sean beneficiosos y
gratificantes para todos.
Por tanto, se hace necesario que
dentro de la empresa el directivo sea líder, es decir, que tenga la autoridad
para imponer el modo de trabajo y la política de la empresa, pero que, al mismo
tiempo, sea capaz de involucrar a todos en la consecución de los objetivos.
3 Estilos de dirección
En cualquier organización
empresarial es importante identificar el tipo de dirección que caracterizará a
la empresa, puesto que de él depende, en gran medida, el éxito de los equipos
de trabajo que integren la organización.
Distintos equipos de trabajo
pueden llegar a conseguir los mismos objetivos pero de maneras muy distintas
dependiendo del estilo de dirección elegido para la empresa. La consecución de
objetivos a corto plazo no implica que los resultados vayan a ser los mismos independientemente
del estilo directivo. Los trabajadores no responden de la misma forma ante
distintos estilos directivos. No existe el estilo directivo ideal, este depende
tanto de la empresa como de los empleados. El estilo directivo debe estar
acorde al tipo de empleados con los que cuente la organización.
En la actualidad se tiende hacia
una dirección que sea capaz de delegar funciones independientemente del nivel
jerárquico del directivo de la empresa, basándose en las capacidades de sus
empleados, es decir, se huye del autoritarismo o del paternalismo de un jefe
que no delega funciones ni tareas . Se promueve la existencia de varios je fes
en los distintos niveles de la organización que motiven los miembros de sus
equipos y sepan delegarles funciones y tareas según las circunstancias y las
habilidades de cada uno, logrando con ello que los trabajadores se sientan
identificados con la empresa e implicados con los resultados obtenidos con su
trabajo.
Los principales estilos de
dirección que se pueden distinguir son los siguientes:
- Autocrático.
- Laissez-faire o dejar hacer.
- Democrático.
- Paternalista.
- Burocrático.
- Participativo.
3.1 > Estilo autocrático
El jefe autocrático decide cómo
hacer las cosas imponiendo su propio criterio. Asume la responsabilidad de
todas las tareas sin delegar funciones, y se encarga de planificar y distribuir
todo el trabajo entre sus empleados.
En este tipo de dirección no se
tiene en cuenta a las personas ni sus circunstancias personales. Se suele
establecer un sistema de gratificaciones en función de los resulta dos
obtenidos, sin ningún tipo de justificación. Este sistema fomenta la
competitividad entre los miembros del equipo, lo que conlleva a la
individualización y la inexistencia de cohesión en el grupo de trabajo. Las
relaciones interpersonales en el equipo son escasas y tensas, y el clima
laboral se caracteriza por la desmotivación y el nerviosismo.
Los resultados finales suelen ser
buenos a nivel cuantitativo, pero no a nivel cualitativo. Además, el hecho de
estar sometidos a tan alta autoridad hace que las personas disminuyan su
rendimiento de trabajo ante la ausencia del jefe.
3.2 > Estilo laissez-faire O dejar hacer
En este caso el jefe no ejerce
como tal, de hecho, deja tomar las decisiones a los miembros del grupo que
dirige, absteniéndose de intervenir en las mismas. El hecho de que los miembros
del grupo tomen las decisiones con las consecuencias derivada s de las mismas
sin ningún reconocimiento o crítica constructiva hacia los resultados obtenidos
provoca desmotivación personal y grupal.
Este tipo de dirección no
pretende motivar a los empleados, por lo que no hace valoraciones ni positivas
ni negativas sobre su trabajo, y puede llegar a gen erar un clima laboral
desagradable y a perjudica r el espíritu de trabajo en equipo al carecer de
unas directrices mínimas de trabajo.
Estos hechos provocan que las
relaciones entre los miembros del grupo sean pobres, que no exista sentimiento
de grupo y que las personas tiendan al individualismo y a aislarse del resto.
Los resultados obtenidos en este caso son bajos tanto a nivel cuantitativo como
cualitativo.
3 .3 > Estilo democrático
Con el estilo democrático de
dirección el jefe propone las tareas a los miembros del grupo para que se
establezca un plan de trabajo decidido por consenso entre todos los integrantes
del mismo. El jefe emite juicios objetivos acerca de los trabajos realizados,
elogia cuando es oportuno pero también critica de forma constructiva. Además,
se preocupa por estimular la participación en el grupo, favoreciendo un a mayor
cohesión. De esta forma, aunque el jefe deba asumir las consecuencias de todas
las responsabilidades, las comparte con los miembros del equipo de trabajo. Se
ve a si mismo como un guía del grupo encargado de coordinar las acciones que se
van a llevar a cabo para conseguir los objetivos.
Todo ello genera un clima laboral
agradable y cercano en el que las personas se sienten motivadas y con sentido
de pertenencia a su grupo, trabajando en un ambiente distendido y de
cooperación. Bajo estas pautas de trabajo, el rendimiento final es óptimo,
tanto cuantitativa como cualitativamente.
Además, el alto grado de
motivación en las personas hace que rindan lo mismo independientemente de la
presencia o no del jefe. No obstante, este tipo de gestión del equipo no es
siempre eficaz, de manera que solo es conveniente desarrollarlo en determinados
momentos del proceso de trabajo.
3.4 > Estilo paternalista
Este estilo de dirección es
semejante al autocrático porque es el director quien toma las decisiones
pertinentes relativas al trabajo sin dejar que otras personas participen,
aunque puede pedirles opinión en ciertas ocasiones.
En este caso, la caracterización
más clara es la actitud de continua protección por parte del responsable con
los miembros del grupo de trabajo, que intenta conocer los problemas personales
y profesionales de las personas como si de un padre se tratara.
3.5 >Estilo burocrático
Este es un estilo muy rígido
basado en el cumplimiento de los reglamentos establecidos, en el respeto por la
estructura jerárquica y en el mantenimiento de la misma. Este hecho provoca un
bloqueo en las relaciones interpersonales, ya que coarta la comunicación entre
las personas. Por otra parte. La única forma de comunicación posible es
descendente.
En el estilo de dirección burocrático
no se valora la creatividad de las personas, ya que lo verdaderamente importante
es el respeto a la jerarquía y el seguimiento de las normas establecidas por la
organización.
3.6 >Estilo participativo
Este estilo se caracteriza porque
el directivo implica a sus subordinados en la toma de decisiones sobre el
trabajo, compartiendo con ellos la responsabilidad y consecuencias derivadas de
la misma. De esta forma, se involucra a todos miembros del grupo de trabajo,
haciéndoles participes de los objetivos de la empresa así como de sus
intereses. Algunas de las ventajas de este estilo de dirección son las
siguientes:
- Favorece el desarrollo de la
creatividad de cada miembro del grupo, pues se le invita a ponerla en práctica
en todo momento.
- Mejora el desempeño personal y
grupal del individuo en su trabajo.
- Favorece la motivación y
compromiso de las personas en la realización de su trabajo. Ya que se sienten
satisfechas de ser parte responsable en la toma de decisiones estratégicas de
la organización.
- Ayuda a mejorar la autoestima
de los trabajadores.
- Favorece la comunicación entre
los trabajadores, y entre la dirección y los trabajadores.
- Facilita la aceptación de
cambios de estrategias empresariales o cambios de estructura en la
organización.
- Reduce el estrés y los
conflictos en el grupo de trabajo.
Este estilo se asemeja al estilo
democrático aunque difieren en algunas de sus características. En el estilo
democrático la responsabilidad de las decisiones recae en el líder, mientras
que en el participativo se implica a cada trabajador haciéndole responsable
tanto de sus decisiones como de las consecuencias.
En el estilo democrático se
favorece el desarrollo grupal de los equipos de trabajo y en el participativo,
además, se favorece el desarrollo individual porque se hace participe de todo a
la persona y al grupo.
Si bien este es el modelo
directivo idóneo por sus buenos resultados a medio plazo en lo personal y lo
profesional, lo cierto es que en pocas ocasiones lo encontramos en las organizaciones.
Los directivos suelen ser reticentes a adoptar este estilo por miedo a perder
poder en la organización puesto que delega funciones y, además, por la gran inversión de tiempo que requieren
las reuniones.
4 » Teorías del liderazgo
El liderazgo es un rasgo propio
de la personalidad. De hecho, desde la niñez y en todas las etapas del
desarrollo humano, se reciben señales e influencias del liderazgo de las
personas que nos rodean: padres, amigas, compañeros de clase o de trabajo, jefes,
maestros, etc. Pero esta influencia puede pasar desapercibida con gran
facilidad.
4.1 >Teoría de rasgos o teoría del gran hombre
Esta teoría fue la primera que
trató de explicar el liderazgo. Es una teoría bastante rígida, puesto que
entiende que los rasgos de un líder son innatos, no pudiendo ser adquiridos
mediante el entrenamiento o la experiencia.
Este hecho implica que un líder
puede tener una serie de características comunes a otros líder es; por ejemplo,
características sociales, físicas, profesionales, intelectuales, formativas,
etc. Esta teoría no concreta cuál es son dichas características comunes.
Actualmente está comprobado que no todos los líderes poseen las mismas
características y, por el contrario, hay personas que no son líderes y que, sin
embargo, poseen rasgos propios del liderazgo.
4. 2 >Teoría X e Y de McGregor o del liderazgo personal
Douglas McGregor (1906-1964)
Según McGregor los directivos
pueden seguir un estilo de dirección autocrático o participativo. El estilo escogido,
que McGregor denomina X o Y, dependerá de la percepción que el directivo tenga de
la naturaleza de las personas con las que trabaja.
La teoría X es aquella en
la que el líder tiende a desempeñar la dirección del grupo de trabajo de manera
autocrática, puesto que infravalora las capacidades de las personas a su cargo,
considerándolas poco responsables y activas. Las consecuencias derivadas de
este tipo autocrático de liderazgo provoca desmotivación en los subordinados,
ya que no se sienten responsables directos de su trabajo. De esta forma, los
trabajadores pueden llegar a sentirse vigilados en la consecución de los
objetivos encomendados, perder el interés y disminuir su capacidad productiva.
La teoría Y es de carácter
integrador y en ella se desarrollan condiciones favorables para que las
personas puedan alcanzar sus objetivos que, indirectamente, favorezcan la
supervivencia de la empresa. El líder trata de asegurar dichas condiciones
favorables a sus empleados ofreciendo y haciendo efectiva su ayuda, fomentando la
existencia de buenas relaciones entre los miembros y estimando las tareas
desarrolladas de forma personal y también en el equipo de trabajo. En este caso
no se omite la autoridad del líder, pero se entiende que la persona trabajadora
es responsable de su trabajo y está comprometida con sus objetivos que, a su
vez, son también objetivos de la empresa u organización, favoreciendo el
entusiasmo y la capacidad productiva.
Ninguna de las dos teorías se
presupone mejor que la otra. Pero hay que tomar los aspectos positivos de ambas
en la justa medida para favorecer la consecución de buenos resultados. Se trata
de hacer ver a las personas que ejercen el liderazgo los factores que pueden
condicionar su forma de actuar con sus subordinados o colaboradores.
4.3 > Teoría de la malla gerencial de Blake y Mouton
Blake y Mouton clasifican el
liderazgo en función del cruce entre dos dimensiones en un plano cartesiano, en
cuyos ejes se miden cuantitativamente dos conductas del líder:
- Interés por la tarea.
- Preocupación por el personal.
De las diferentes intersecciones
posibles se identifican cinco posiciones principales del líder en la
organización:
- Estilo 1.1.
El líder muestra escasa preocupación hacia las tareas y las relaciones con las
personas. Realiza el esfuerzo mínimo para conseguir los objetivos y solamente
transmite la información, sin llegar a implicarse completamente en el proyecto.
- Estilo 1.9.
Es un líder con un alto nivel de preocupación por el personal a su cargo pero
no por la consecución de los objetivos. Consigue la sensación de pertenencia a
un grupo de trabajo por parte de sus subordinados, pero el nivel productivo es
escaso.
- Estilo 5.5.
En este tipo de liderazgo se da un equilibrio en los niveles de interés por la
tarea y la preocupación por el personal. De esta forma, se consiguen los
objetivos sin aspirar a resultados de gran éxito.
- Estilo 9.1.
La máxima preocupación para este líder es la realización de las tareas,
olvidando la importancia de mantener un buen clima relacional con las personas de
su equipo. Este líder se caracteriza por el desarrollo de la autoridad sobre
las personas.
- Estilo 9.9.
Es el estilo de liderazgo más deseable para las organizaciones empresariales,
puesto que existe un alto grado de interés por las tareas y por las relaciones
interpersonales. Se consiguen así buenos resultados, y cohesión y confianza
entre los miembros del equipo.
La principal conclusión que se
puede derivar de esta teoría es que tan importante es comprometerse con la
consecución de los objetivos trazados como velar por el cuidado de las buenas
relaciones con las personas del equipo de trabajo.
4.4 >Teoría del liderazgo situacional de Hersey y Blanchard
En esta teoría desarrollada por
Hersey y Blanchard se clasifica el liderazgo según la confluencia de tres
dimensiones: dos dimensiones clave de la forma de actuar del líder y una
dimensión del modo de trabajar del subordinado o empleado.
Las tres dimensiones de la teoría
del liderazgo situacional se definen de la siguiente manera:
- Conducta de tarea, Es el
grado en que el líder dirige a sus empleados, indicándoles la forma de resolver
sus tareas y el lugar en el que deben resolverlas, así como el tiempo del que
disponen para ello.
- Conducta de relación. Es
el nivel de apoyo socioemocional que el líder aporta a sus subordinados.
- Nivel de madurez
(dimensión del subordinado). Es la capacidad, habilidad y voluntad de la
persona para desarrollar una tarea concreta.
Estilos de dirección
Según la teoría de Hersey y
Blanchard se pueden distinguir cuatro estilos de dirección que vienen
determinados por cuatro niveles distintos de madurez de los empleados. Se
pueden observar en el siguiente gráfico:
-
Autoritario S1. Se trata de una dirección orientada principalmente a la
tarea y no tanto a las relaciones interpersonales con los subordinados. Se
caracteriza por el alto grado de autoridad del líder, dirigiendo a las personas
y dando instrucciones sobre todas las tareas que se van a realizar. Esto
implica que exista únicamente comunicación unilateral y descendente, del jefe a
los subordinados, pero no a la inversa.
- Persuasivo
S2. Este estilo de dirección tiene altos niveles de orientación hacia la
tarea y hacia las relaciones socioemocionales. El líder desarrolla en mayor
medida la persuasión hacia sus subordinados para que alcancen los objetivos de
manera entusiasta y con un alto grado de motivación. Se dirige al grupo, pero
mediante una comunicación bilateral y un respaldo socioemocional hacia los
miembros, a quienes intenta persuadir psicológicamente de las decisiones que se
hayan de tomar.
- Participativo
S3. En este caso el líder tiene una conducta de tarea baja y de relación
aIta. Participa mucho con sus subordinados de tal forma que las decisiones se
llevan a a cabo mediante una comunicación bilateral, facilitando así la
realización de las tareas y la comunicación del grupo de trabajo.
- Con
capacidad de delegar S4. El líder muestra conductas de tarea y de relación
bajas debido a que sus colaboradores poseen un alto nivel de madurez. El
colaborador se responsabiliza de sus tareas y modula su comportamiento con el
fin de llevarlas a cabo. Ese alto nivel de madurez viene acompañado de gran
seguridad y confianza en si mismo. Por eso el líder delega las tareas en ellos ya que, de
lo contrario, estas personas no trabajarían con éxito dado su alto grado de
madurez.
5. Liderazgo y poder según
Hersey, Blanchard y Natemeyer
Ø
El liderazgo implica la capacidad de influir
sobre las formas de actuar o hacer de los individuos para el logro de unos
objetivos finales.
Ø
El poder es la autoridad que dota al líder de
respeto por parte de los empleados y la capacidad de motivarles para que
cumplan lo que se les comunique.
Hersey,
Blanchard y Natemeyer distinguen varios tipos de poder en los líderes:
- Poder
coercitivo. Se caracteriza por el empleo de un alto nivel de autoridad ante
subordinados con bajo nivel de madurez M1.
- Poder de
conexión. Se trata de un liderazgo que mezcla las órdenes con la persuasión
emocional. En este caso, cuando el subordinado aumenta el nivel de madurez M2,
necesita una cierta autoridad del líder sobre él pero también un nivel
socioemocional de apoyo.
- Poder de
recompensa. El directivo ofrece recompensas a sus empleados por los logros
conseguidos. Lo que les motiva a esforzarse en el desempeño de su labor,
pasando de esta forma de un nivel madurativo M2 a otro más maduro.
- Poder de
legitimidad. Cuando los empleados se encuentran en un nivel de madurez entre M2
y M3, el liderazgo ejercido sobre ellos se encuentra entre los niveles
persuasivo S2 y participativo S3. El poder de legitimidad ayuda al líder en
esta situación para influir sobre las personas y hacerlas participes de las
decisiones y objetivos que se quieren alcanzar.
- Poder de
relación. Se suele dar en la situación en la que el empleado tiene un nivel
madurativo M3 y el líder desarrolla el nivel participativo S3. Si a esto el
líder añade la capacidad para desarrollar buenas relaciones con los miembros
del equipo, su liderazgo tendrá mayor eficacia.
- Poder de
información. De nuevo nos encontramos con una mezcla de fases en la que el
individuo muestra un nivel de madurez que se encuentra entre los niveles M3 y
M4 y. como consecuencia, el líder
desarrolla los estilos participativo S3 y de capacidad de delegar S4. En
este punto las personas requieren la información necesaria de sus líderes para
avanzar en sus resultados.
- Poder del
experto. En este caso el subordinado se encuentra en un nivel máximo de
maduración M4donde el líder ejerce la capacidad de delegar sus funciones al
mismo S4. El subordinado reconoce a su jefe como un experto en cuanto a
experiencia, conocimientos y habilidades.
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